El término sordomudo, es un estigma con el que la sociedad ha definido
tradicionalmente a las personas sordas. Responde a la idea de una supuesta incapacidad de
las personas sordas para comunicarse por medio de una lengua. Sin embargo, las personas
acceder a la lengua oral en sus formas escrita y, en función de las circunstancias
individuales, hablada. Por tanto, la expresión “mudo” es incorrecta.
En una visita para recopilar información sobre el tema “sordomudos”, a la
Asociación Provincial de Sordos de Toledo, nos corrigieron este término, explicándonos
que el término sordomudo hace tiempo que no se utiliza para referirse a las personas con
deficiencia auditiva.
Cuando se dice que una persona tiene audición normal queremos decir que la
posee en grado suficiente como para comprender el habla. Si sus condiciones auditivas son
adecuadas, las personas con audición normal pueden interpretar el habla que escuchan en la
vida diaria sin ayuda de aparatos o técnicas especiales. Las personas que padecen sordera
no son capaces de entender el habla, aunque pueden percibir algunos sonidos, e incluso
con aparatos auditivos, la pérdida puede ser tan grave que la persona no puede comprender
el habla sólo por medio del oído. Estas personas sufren un profundo trastorno de audición,
y para comunicarse dependen de la vista, incluso cuando utilizan sistemas de amplificación.
Las personas con déficit auditivo o hipoacusia sufren pérdidas auditivas
significativas que hacen necesarias ciertas medidas de adaptación. Pero como señala Berg
(1986), es posible que un niño con déficit auditivo responda al habla y otros estímulos
auditivos.
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